Xavier Gorospe ha dado caza a Pep Anglés en el Campeonato de España Individual Masculino, brillante regularidad contra resultados extremos, dos formas de aplicar un mismo resultado: empate en lo más alto de la tabla con 4 bajo par y dos golpes de ventaja sobre Manuel Elvira, tercer clasificado.
Pep Anglés, protagonista absoluto de la jornada inaugural, autor de 63 golpes que todavía retumban en el RCG Las Palmas, no pudo repetir actuación tan gloriosa en un recorrido bien defendido con banderas sutiles y complicadas. Así es el golf, el oropel desplegado durante los primeros 18 hoyos se tornó en continuas complicaciones, embarrando una trayectoria camino del récord.
Con 75 golpes en esta ocasión, doce más que el día anterior, Pep Anglés fue abordado por la brillante regularidad del vasco Xavier Gorospe, esa que genera dos excelentes tarjetas de 69 golpes que neutralizan la amplia ventaja de 6 golpes adquirida a primera hora de la mañana.
El desfallecimiento de Pep Anglés ha propiciado además que el torneo se interne por vías de mayor emoción e incertidumbre. Producto del frenazo, la clasificación se ha comprimido, de manera que todo es más que posible a falta de 36 hoyos para la conclusión.
Manuel Elvira, por ejemplo, tiene mucho que decir, al acecho a dos golpes de los colíderes, formando parte con orgullo de ese reducido grupo –los tres primeros clasificados de hecho– que superan al campo por el momento.
Y es que incluso jugadores del calado golfístico de Jon Rahm, Mario Galiano, Adriá Arnau, Scott Fernández, todos ellos componentes del equipo de oro en el reciente Europeo Absoluto, se sitúan al par o sobre par, echando eso sí el aliento en el cuello sobre quienes ocupan el momentáneo podio por aquello de que las diferencias son simplemente exiguas.
Y mención especial, también, para el canario Óscar Sánchez, con la vitola de campeón de España Dobles conseguida hace apenas tres días junto a su compañero Pablo Montesdeoca, que desde la séptima plaza, a 6 golpes de la cabeza, reivindica el poder local en un torneo que, ya se sabía, adquiere tintes repletos de pasión.