“Hacer 69 golpes en un día bueno es fácil. Hacer 73 jugando mal es lo realmente difícil, y eso sólo se consigue aplicando al máximo las nociones de estrategia”. Son palabras de Quico Luna, entrenador de los equipos nacionales de la RFEG, quien considera vital plantearse una serie de conceptos para mejorar los resultados obtenidos en el campo que, recalca hasta la saciedad, no son gratuitos.

“Lo más importante es tomarse completamente en serio los días de entrenamiento. Hay que aprender a medir el campo, a medir la distancia del tee al hoyo, de la caída del drive al green, la distancia a los obstáculos peligrosos de cada hoyo..., todo, porque a veces es preferible utilizar un determinado palo para evitar riesgos que otro que nos lleve a situaciones comprometidas”, asegura Quico Luna, quien mantiene que quien juega con una estrategia predeterminada tiene muchas probabilidades, aun jugando mal, de hacer 75 ó 76 golpes a lo sumo al termino del recorrido.

“Es muy importante evaluar las condiciones metereológicas y, en consecuencia, usar unos palos u otros. Por ejemplo, en días de viento es preferible usar un hierro largo que una madera abierta”, continúa Quico Luna antes de incidir en la necesidad de llevar 2 ó 3 blasters según como estén de resguardados los greenes para realizar mejor el approach.

Para Quico Luna es igualmente vital dominar los efectos “porque así será mucho más sencillo atacar las banderas. Como normal general es aconsejable afrontar este golpe desde el centro del green”. Asimismo, es muy importante realizar el approach desde las distancias que resultan más cómodas para evitar luego putts innecesarios.

“Los jugadores más jóvenes apenas perciben el peligro y mucho de ellos son muy agresivos a la hora de jugar. No obstante, es preferible, en pares 5, por ejemplo, no tirar a green si no se está seguro de llegar porque puedes caer en un bunker. Lo fundamental, en resumen, y lo repetiré mil veces, es medir las distancias, mantener la concentración y desarrollar los golpes de manera segura. Hay que mantener una rutina, casi una liturgia, porque todos tienen que tener claro que los profesionales no lo hacen por capricho”, sentencia de manera didáctica Quico Luna.