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Viernes, 1 de Abril, 2005
Psicología y Golf
Psicología: Motivación intrínsca y extrínseca (agosto 2004)
¿Qué os motiva más, que os entreguen un trofeo o unas palabras de ánimo de vuestros padres o vuestros profesores?

Una vez aclarados en los artículos anteriores los factores que provocan un aumento tanto de la motivación básica como de la motivación cotidiana, vamos a centrarnos en las próximas líneas en otra característica más que conlleva la motivación, con el objetivo de que sigáis haciendo una reflexión acerca del tipo de motivación que en vuestro caso particular os lleva a mantener un elevado nivel de esfuerzo en los entrenamientos y a divertios y disfrutar con el deporte que habéis decidido practicar.

Cuando nos referimos a la motivación, podemos hablar de la existencia, en un jugador de golf, de una elevada o baja motivación intrínseca o, por el contrario, podemos evaluar los motivos por los que un jugador practica este deporte y llegar a la conclusión de que ese jugador posee una elevada o demasiado baja motivación extrínseca.

Diversos tipos de premios

Para que entendáis algo mejor los términos, la motivación intrínseca se refiere a aquella que no depende de premios o refuerzos externos, es decir, un jugador de golf con una elevada motivación intrínseca no necesita para seguir implicado y esforzándose al máximo en el deporte que practica que al acabar una competición le otorguen el consiguiente trofeo o premio, que sus padres o entrenadores lo premien con cualquier objeto material por haber jugado bien o haber conseguido determinados objetivos, o que si asiste a los entrenamientos con regularidad, posteriormente se le amplíe el horario de salida con sus amigos.

Por el contrario, la motivación extrínseca es la que se basa fundamentalmente en todo tipo de reforzadores externos como los mencionados en el apartado anterior. Por tanto, el jugador que tiene una elevada motivación extrínseca en ausencia de motivación intrínseca, necesitará de la existencia de esos refuerzos para seguir entrenando duro, y en el momento que esos refuerzos dejen de aparecer, no tardará mucho tiempo en abandonar la práctica de su deporte.

Encarna María Lozano Casero

Psicóloga Especialista en Actividad Física y Deporte

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